Esta pulpería restaurada y convertida en museo tiene mas de 150 años y es parte de la historia de Ricardo Güiraldes, porque en este lugar ubica en su novela «Don Segundo Sombra» se encuentra con Fabio Cáceres el muchacho que guiará en el conocimiento de las tareas rurales, como resero, baquiano y domador.
Los parroquianos que eran conocidos del pulpero eran invitados a ingresar a la pulpería. El resto, los que eran forasteros, eran separados por una reja y debían permanecer afuera del edificio de «La Blanqueada».

La Blanqueada fué declarada Monumento Histórico Nacional en 1999 por la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos de la Secretaría de Cultura de la Nación

Mi Hospitalidad
Sé hospitalario.
Cuando el forastero harto de camino ponga en tu población su mirada como un cuerpo sobre los pellones del recado tendido en el campo, espéralo más allá del umbral de tu casa chata y fresca y ofrécele tu mano como un pregusto de abrigo.
Porque eres señor de tu casa, trátalo cual si fuera amo.
No preguntes quién es.
Tal vez en sus brazos pese un mal hecho, más difícil de llevar por la vida que las arrastradas nazarenas por la barrida tierra de tu patio en que van hincando su corona de espinas.
Tal vez un orgullo demasiado grande ensanche su frente bajo el chambergo cuya ala pretensiosa viene despreciando el aire que crea a su paso.
Siéntalo junto al fogón, corazón de fuego de tu morada tranquila, y dale un banco fuerte en que asentar su fatiga.
Arrima unas brasas a sus pies para que sequen el barro de sus botas y el calor suba hasta sus labios en confianzas de confidencia.
Déjalo hablar y asiente con tu cortesía sus palabras.
Y cuando el sueño nuble de vacío sus ojos, entonces dale tu lecho y vigila su reposo tendido sobre tus pellones.
Cuando se vaya llevará consigo el regalo de tu hermandad que mejora al hombre.
Ricardo Güiraldes